Lamentablemente el acero inoxidable no es sinónimo de un material indestructible (ojalá lo fuera). Puede que alguien aún tenga el concepto erróneo del material y piense que puede ser sometido a cualquier tipo de ambiente sin presentar ningún tipo de falla. Nada más alejado de la realidad, pero para darte un panorama un poco más amplio de donde se puede o no necesitar un mantenimiento mayor en el inoxidable te presentamos este artículo que habla de ambientes adecuados, donde el cuidado no será tan minucioso.

Uno de los usos más comunes de las aleaciones es en transporte de fluidos en altas temperaturas y presiones. Un ejemplo es en los intercambiadores de calor o equipos similares y se ha mencionado una infinidad de veces que el acero inoxidable puede soportarlas, pero ¿Cuáles temperaturas pudieran ser? Las aleaciones 316L y 304L pueden trabajar a 870 °C en forma intermitente. Pero cuidado, recuerda que entre 450 ° y 850 ° puede sufrir fragilización. Si el servicio no excede las 7 horas (calentamiento y enfriamiento) y si es un grado L como los componentes Techtube, podrá funcionar sin tantos problemas. Si el tiempo de exposición es mayor o requieres trabajar entre 450° y 850° C, podrías utilizar otro tipo de acero inoxidable, si requieres un dato puntual, puedes preguntarnos por las fichas técnicas de aleaciones especiales resistentes a temperaturas más altas.

Pero volviendo al tema de las aleaciones 304 y 316, puedes optar por la aleación 316 cuando se vayan a manejar fluidos más corrosivos, como ácidos. Como dato, existen tablas de corrosión, donde se puede ver la mayor cantidad de fluidos que puedes transportar por un 316 y por un 304. Un ejemplo donde el 316 es superior es con la salmuera, un 304 será atacado muy rápidamente, cuando un 316 puede que no presente ningún tipo de daño. Si aun tienes dudas, no dudes en contactarnos.

La contaminación ambiental, la generación de partículas volátiles, los vapores ácidos pueden afectar la integridad de las tuberías o componentes, es por ello que si en la industria donde se aplicarán se generan este tipo de contaminaciones, lo mejor será que elijas un 316 considerando que podría requerir un pequeño mantenimiento para evitar daños.

En el caso de aplicaciones donde un inoxidable vaya a estar sumergido en agua (como por ejemplo las albercas) o muy cercad de ellas, el trabajo será adecuado para un 316 y hay que tener cuidado, porque la evaporación del agua se da constantemente dejando depositados los cloruros en la superficie, pudiendo atacar otro tipo de aleaciones menos resistentes que por lo general son utilizadas en los alrededores suponiendo que por no estar directamente en contacto, no generarán ningún problema en su apariencia. Entonces hay que considerarlo antes de iniciar un proyecto en donde se utiliza agua clorada.

Las industrias dedicadas a la fundición pueden llegar a generar una cantidad bastante grande de humos y vapores que, aunque se intentan recuperar en su mayoría, las eficiencias de los recolectores y campanas no pueden ser siempre del 100%.

La fundición de aleaciones de cobre puede generar humos “Corrosivos” para los circuitos de extracción. En algunos casos se puede optar por aceros al carbono, pero en varias de las aplicaciones el material puede sufrir deformaciones por las fluctuaciones de temperatura, siendo un factor importante a considerar relacionado con la durabilidad del material.

En otras industrias dedicadas al trabajo con ácidos, los vapores que estos emiten, si no son captados de manera adecuada pueden llegar a presentar algunos problemas por la presencia del ácido clorhídrico, por ejemplo. Combinado con un sistema de extracción sometido a tensión podría resultar en un problema concurrente.

Las cenizas depositadas sobre acero inoxidable que luego son mojadas, presentan rápidamente un problema de corrosión, su composición química (base azufre), por lo general, atacará los componentes de inoxidable si es que no se tienen los hábitos de mantenimiento en el material o si son las fechas para realizarlos están muy separadas entre sí.